Métodos cualitativos: entrevistas semiestructuradas y estudios de caso
En la evaluación e investigación del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), los métodos cualitativos ocupan un lugar importante y complementario a las herramientas cuantitativas estandarizadas.
A diferencia de los cuestionarios autoinformados o entrevistas estrictamente estructuradas, las aproximaciones cualitativas —principalmente las entrevistas semiestructuradas y los estudios de caso clínico— permiten profundizar en la experiencia subjetiva del paciente, sus percepciones y la narrativa individual del trastorno. En esta sección se analizan en detalle estos métodos, sus características, contribuciones y limitaciones, destacando la evidencia científica reciente que sustenta su uso.
Importancia de los métodos cualitativos en TOC
Los métodos cualitativos se centran en la descripción y comprensión profunda de fenómenos complejos, más que en la medición numérica. En el contexto del TOC, esto significa explorar cómo las personas viven y entienden sus obsesiones y compulsiones, el significado personal que les otorgan, las estrategias que emplean para manejarlas y el impacto en sus vidas y relaciones. Este enfoque es valioso porque el TOC no solo se define por la presencia de síntomas según criterios diagnósticos, sino también por la manera en que esos síntomas son percibidos y contextualizados por el individuo y su entorno (Pedley et al., 2019) (Pedley et al., 2017). Por ejemplo, un mismo tipo de obsesión puede ser experimentado con distintos matices emocionales o explicaciones personales según el paciente; tales matices raramente emergen de un cuestionario cuantitativo, pero sí pueden identificarse mediante entrevistas cualitativas en profundidad.
Históricamente, la investigación sobre TOC se apoyó más en métodos cuantitativos (p. ej., escalas de severidad, ensayos clínicos, neuroimagen), mientras que los estudios cualitativos eran menos frecuentes. En años recientes, sin embargo, ha crecido el interés por “dar voz” a los pacientes con TOC a través de metodologías cualitativas rigurosas. De hecho, se ha identificado la ausencia de estudios cualitativos en áreas clave: por ejemplo, hasta fechas muy recientes no se habían utilizado metodologías cualitativas para explorar las percepciones de enfermedad que tienen las personas con TOC (Pedley et al., 2019). Este vacío comenzó a llenarse con nuevas investigaciones que buscan comprender dimensiones subjetivas del TOC no capturadas por instrumentos tradicionales. En general, los métodos cualitativos aportan un enfoque biográfico y contextual al estudio del TOC, alineado con el modelo biopsicosocial integrador (ver capítulo 1.8.1), al incorporar la perspectiva psicológica y social de la persona que convive con el trastorno.
A continuación, se abordan por separado las dos modalidades cualitativas principales objeto de este capítulo: las entrevistas semiestructuradas y los estudios de caso clínico.
Entrevistas semiestructuradas en la evaluación del TOC
Las entrevistas semiestructuradas son conversaciones guiadas por un conjunto de preguntas abiertas predefinidas, pero con la flexibilidad suficiente para seguir la narrativa del entrevistado y profundizar en temas emergentes. A diferencia de una entrevista totalmente estructurada (como las usadas para el diagnóstico formal, e.g. SCID‑5 o MINI), la semiestructurada no se limita a un guion rígido de “sí/no” o a checklists de síntomas; más bien, funciona como un diálogo en el que el entrevistador cubre ciertos ejes temáticos clave pero adaptando el orden y la formulación según las respuestas del paciente (Pedley et al., 2019). Esto permite obtener información rica en matices: el entrevistador puede indagar en detalles que surgen espontáneamente, aclarar significados y explorar áreas que una entrevista estructurada pasaría por alto (Pedley et al., 2019). En suma, la entrevista semiestructurada ofrece un equilibrio entre la estructura (para asegurar que se aborden los temas relevantes del TOC) y la flexibilidad (para descubrir perspectivas subjetivas únicas de cada individuo).
Aplicaciones en el contexto clínico
En la práctica clínica, las entrevistas semiestructuradas forman parte esencial de la evaluación diagnóstica y del formulación de caso. Un psiquiatra o psicólogo, tras identificar la posible presencia de TOC mediante criterios formales, suele conducir entrevistas en profundidad para comprender cómo empezó el trastorno, qué factores precipitantes o estresores estuvieron presentes, cuál ha sido el curso evolutivo de los síntomas y qué estrategias ha utilizado el paciente (y su familia) para afrontarlos. Durante estas entrevistas, el clínico explora, por ejemplo:
- Historia del trastorno: inicio y curso de las obsesiones/compulsiones, edad de aparición y evolución a lo largo de la vida.
- Contenido de síntomas: tipos específicos de obsesiones y compulsiones presentes (contaminación, orden/simetría, miedo a dañar, dudas religiosas, etc.), así como las creencias asociadas (p. ej., creencia de responsabilidad exagerada o necesidad de certeza).
- Impacto funcional: grado en que los síntomas interfieren en la vida diaria – por ejemplo, tiempo consumido en rituales (>1 hora al día?), afectación del desempeño académico/laboral o de las relaciones sociales (BulletPsych, s. f.). Se explora qué actividades el paciente evita o ha dejado de hacer a causa del TOC.
- Emociones e insight: los estados emocionales predominantes (ansiedad, culpa, vergüenza) y el nivel de insight o conciencia sobre la irracionalidad de los temores (si reconoce que sus obsesiones/compulsiones son excesivas o sin sentido, o si por el contrario tiene creencias cercanas a lo delirante). Este aspecto es importante, pues un buen insight suele asociarse a mejor pronóstico, mientras que insight pobre puede complicar la adherencia al tratamiento.
- Contexto psicosocial: apoyo familiar y redes de apoyo, actitudes de la familia frente a los síntomas (por ejemplo, si participan en las compulsiones o las rechazan), posibles desencadenantes contextuales recientes (cambios vitales, estrés). En niños y adolescentes, incluir la perspectiva de los padres o cuidadores en la entrevista es fundamental.
- Comorbilidades y antecedentes: pesquisa de otros trastornos mentales que frecuentemente coexisten con TOC (depresión mayor, otros trastornos de ansiedad, tics o síndrome de Tourette, trastornos de personalidad, consumo de sustancias, entre otros (BulletPsych, s. f.)) y antecedentes familiares de TOC u otras condiciones relevantes. También se considera si hubo eventos precipitantes (por ejemplo, inicio posparto, ver apartado 8.3.1, dado que el periodo perinatal puede influir en la presentación del TOC).
Estas entrevistas clínicas semiestructuradas permiten al profesional documentar información crucial para el diagnóstico diferencial (asegurando que los síntomas no se deban a otros trastornos, ver capítulo 3) y para planificar el tratamiento (capítulo 7) (BulletPsych, s. f.) (BulletPsych, s. f.).
Por ejemplo, clarificar si el TOC comenzó de forma aguda tras un evento estresante o gradualmente en la niñez puede informar sobre el pronóstico y la estrategia terapéutica a seguir (BulletPsych, s. f.). Asimismo, identificar el grado de interferencia funcional y la presencia de insight ayuda a decidir si es necesaria una intervención más intensiva o incluso una hospitalización (capítulo 7.4), o si el paciente podría beneficiarse de ciertas modalidades (terapia individual, terapia grupal, psicoeducación familiar, etc.). En síntesis, la entrevista semiestructurada en el ámbito clínico ofrece una visión global de la persona con TOC, más allá de la lista de síntomas, incorporando la historia de vida y el contexto actual en la evaluación.
Aplicaciones en la investigación
En investigación psicológica y psiquiátrica, las entrevistas semiestructuradas se utilizan para explorar preguntas específicas sobre la experiencia del TOC desde la perspectiva del paciente (o de allegados) y generar nuevos conocimientos. El diseño típico involucra entrevistar en profundidad a una serie de participantes (generalmente entre 10 y 20, buscando saturación de la información) que cumplan con ciertos criterios, por ejemplo adultos con TOC resistente al tratamiento, padres de niños con TOC, o personas con un subtipo particular de síntomas. Las entrevistas se audio-graban, transcriben textualmente y luego analizan mediante técnicas de análisis cualitativo rigurosas, como el análisis temático o la teoría fundamentada. Por ejemplo, Pedley et al. (2019) realizaron entrevistas semiestructuradas a 16 pacientes con TOC, transcribieron cada sesión y aplicaron análisis temático para identificar patrones en las percepciones de enfermedad de los participantes (Pedley et al., 2019). Este enfoque permitió descubrir temas recurrentes en cómo los pacientes entienden su trastorno, más allá de lo cuantificable en escalas estándar.
Un aspecto clave en la metodología cualitativa es precisamente la identificación de temas emergentes a partir de los datos narrativos. En el estudio mencionado, las entrevistas incluían preguntas abiertas sobre el conocimiento del TOC que tenían los pacientes, el inicio de sus síntomas, su impacto en la vida diaria, métodos de afrontamiento y expectativas de futuro (Pedley et al., 2019). La estructura semiestructurada dio margen para que los entrevistados introdujeran temas novedosos no previstos por el investigador, enriqueciendo así los hallazgos (Pedley et al., 2019). Tras recopilar suficientes entrevistas, los investigadores procedieron a codificar la información: esto implica leer cuidadosamente las transcripciones y asignar códigos o etiquetas a fragmentos de texto representativos de ideas o categorías relevantes (por ejemplo, códigos como “TOC como parte de la identidad” o “ocultamiento de síntomas por miedo al estigma”). En el análisis temático, estos códigos luego se agrupan en temas más amplios y patrones de significado (Pedley et al., 2019). El proceso suele ser iterativo y realizado por más de un analista para aumentar la confiabilidad; además, las entrevistas continúan realizándose hasta que se alcanza saturación teórica, es decir, hasta que las nuevas entrevistas no aportan información sustancialmente nueva a los temas ya identificados (Pedley et al., 2019). Este rigor metodológico garantiza que las conclusiones cualitativas tengan validez y no dependan de anécdotas aisladas.
Ejemplos de hallazgos obtenidos mediante entrevistas cualitativas
Diversos estudios cualitativos recientes han arrojado luz sobre facetas del TOC poco captadas por métodos cuantitativos. A continuación se resumen algunos hallazgos notables provenientes de entrevistas semiestructuradas:
Dificultad para reconocer los síntomas como patológicos: En entrevistas con pacientes adultos, se observó que no todos identifican sus experiencias como “síntomas” de un trastorno. Algunos interpretaban sus obsesiones y compulsiones simplemente como rasgos de su personalidad o “manías” propias, especialmente al inicio de la enfermedad (Pedley et al., 2019). Esta falta de reconocimiento retrasaba la búsqueda de ayuda, ya que veían el TOC como una extensión de sí mismos más que como una condición clínica tratable.
TOC percibido como parte de la identidad personal: Relacionado con lo anterior, muchos pacientes describen el TOC como algo egosintónico en ciertos aspectos, percibiéndolo casi como parte de su carácter o identidad. Pedley et al. (2019) encontraron que varios entrevistados veían el TOC como “permanente” o integrado a su forma de ser, lo cual generaba creencias pesimistas acerca de la posibilidad de recuperación (Pedley et al., 2019). Esta percepción de inmutabilidad puede disminuir la motivación para el tratamiento si no se aborda adecuadamente en la psicoeducación.
Ocultamiento y estigma: Las entrevistas suelen revelar las estrategias de ocultamiento que emplean las personas con TOC por temor al estigma social. En un estudio cualitativo con jóvenes adultos, los participantes relataron que las representaciones erróneas del TOC en la sociedad (“ser OCD” usado a la ligera para referirse a ser perfeccionista u ordenado) les habían afectado profundamente (Werner, 2021). Algunos indicaron que la banalización y el estereotipo del TOC como “condición de broma” les llevó a ocultar sus síntomas, evitar hablar del tema con amigos o posponer el buscar ayuda profesional (Werner, 2021). Paradójicamente, otros participantes respondieron a ese estigma convirtiéndose en educadores informales, corrigiendo a quienes trivializan el TOC y explicando la gravedad real del trastorno (Werner, 2021).
Consecuencias de la desinformación: Asociado al punto anterior, los datos cualitativos muestran que la falta de información veraz sobre el TOC puede causar daño introspectivo. Werner (2021), mediante 12 entrevistas semiestructuradas a personas con TOC, halló que la ausencia de representaciones acertadas del TOC en el discurso público llevó a varios entrevistados a una falta de autocomprensión (no entendían qué les ocurría), a evitar el tratamiento por miedo o vergüenza, y a empeñarse en encubrir sus rituales para “encajar” socialmente (Werner, 2021)(Werner, 2021). Estas consecuencias evidencian cómo lo social y lo clínico se entrelazan, algo que solo emerge con preguntas abiertas y escucha activa.
Perspectiva de los familiares: Las entrevistas cualitativas no solo se realizan con pacientes, sino también con familiares para entender la dinámica sistémica del TOC. Por ejemplo, Pedley et al. (2017) entrevistaron a 14 familiares de pacientes con TOC para explorar sus percepciones sobre la enfermedad(Pedley et al., 2017). Un tema recurrente fue la dificultad de los familiares para separar el trastorno de la personalidad del ser querido: a menudo no tenían claro cuáles conductas eran síntomas de TOC y cuáles rasgos de la persona, especialmente cuando los rituales se entrelazaban con hábitos cotidianos (Pedley et al., 2017). Esta ambigüedad llevaba a algunos familiares a asumir que el TOC era en esencia “parte” de la persona y, por tanto, a ser pesimistas respecto a la posibilidad de cambio o recuperación (Pedley et al., 2017). Otro hallazgo fue la frustración que sentían cuando gente ajena etiquetaba comportamientos leves como “TOC”; los familiares percibían que el público minimizaba la gravedad real del trastorno al usar el término a la ligera, lo que invalidaba su propia experiencia de lidiar con una condición seria en el hogar (Pedley et al., 2017). Estas perspectivas de familiares proveen información valiosa para diseñar intervenciones psicoeducativas y de apoyo familiar (capítulos 6.4.1 y 9.1).
En conjunto, estos ejemplos ilustran cómo las entrevistas semiestructuradas aportan insights profundos: identifican creencias idiosincrásicas (e.g., “soy así, no tengo un trastorno”), barreras actitudinales (estigma, vergüenza), dinámicas familiares y otros factores contextuales que modulan la presentación y el manejo del TOC. Tales hallazgos tienen implicaciones prácticas. Por ejemplo, saber que muchos pacientes conciben el TOC como permanente o parte de sí sugiere la necesidad de abordar esa creencia en terapia cognitiva (reestructuración de esquemas de identidad) (Pedley et al., 2019). O descubrir que la mayoría oculta síntomas por miedo al qué dirán indica la importancia de intervenciones de psychoeducación pública y estrategias para reducir el autoestigma en los pacientes. Varios estudios cualitativos han concluido con recomendaciones concretas: Pedley et al. (2019) propusieron ampliar el conocimiento público y profesional sobre presentaciones menos conocidas del TOC (más allá de la imagen típica de “lavado y verificación”), para facilitar la detección temprana de casos atípicos como el miedo obsesivo a causar daño (Pedley et al., 2019). Asimismo, sus hallazgos sugirieron que en el tratamiento sería útil identificar y desafiar tempranamente la creencia de que el TOC es irremediable, a fin de mejorar el compromiso del paciente con la terapia (Pedley et al., 2019). En otra línea, Werner (2021) resaltó la necesidad de combatir las ideas erróneas sobre el TOC en la sociedad, dado que tales ideas repercuten directamente en la disposición de las personas a revelar su trastorno y buscar ayuda (Werner, 2021).
En suma, las entrevistas semiestructuradas constituyen una herramienta versátil. Contribuyen a la evaluación clínica del TOC proporcionando información individualizada (útil para distinguir, por ejemplo, un TOC de contenido agresivo de un posible trastorno psicótico, ver capítulo 3.6). A nivel de investigación, generan nuevo conocimiento sobre la experiencia vivida del TOC, enriqueciendo los modelos teóricos existentes. Incluso se ha propuesto que los datos cualitativos pueden informar el desarrollo de mejores instrumentos cuantitativos: por ejemplo, una revisión sistemática reciente sobre la vergüenza en TOC sugiere realizar estudios cualitativos fenomenológicos para fundamentar la creación de escalas validadas que midan la vergüenza de forma específica en TOC (Pozza et al., 2019). Esto refleja cómo ambos enfoques (cualitativo y cuantitativo) pueden complementarse en un ciclo virtuoso de investigación.
Estudios de caso en el contexto del TOC
Los estudios de caso (o informes de caso clínico) son relatos detallados de uno o unos pocos pacientes, que describen de forma narrativa sus síntomas, contexto, curso clínico, abordaje terapéutico y desenlace.
A diferencia de los diseños de investigación grupales, un estudio de caso profundiza exhaustivamente en la singularidad de un individuo, buscando extraer lecciones o hipótesis de esa experiencia particular. En el campo del TOC, los estudios de caso han tenido históricamente un rol significativo tanto en la literatura clínica como en la investigación:
Valor histórico y descriptivo
Antes del establecimiento de criterios diagnósticos estandarizados, gran parte del conocimiento sobre las neurosis obsesivas (como se denominaba al TOC en la psiquiatría clásica) provenía de descripciones de casos.
Un ejemplo famoso es el caso del Hombre de las Ratas publicado por Sigmund Freud en , un caso de neurosis obsesiva detallado minuciosamente que ilustró mecanismos psicológicos postulados por el psicoanálisis. Si bien las teorías freudianas han sido superadas por evidencia actual, este y otros casos clásicos cimentaron el reconocimiento del TOC como entidad clínica.
En épocas más recientes, los estudios de caso siguen siendo utilizados para documentar presentaciones inusuales de TOC, clarificar fenómenos poco comprendidos o reportar resultados de intervenciones novedosas antes de que existan ensayos controlados.
Ilustración de subtipos y fenómenos poco comunes
Dada la heterogeneidad del TOC, existen manifestaciones poco frecuentes o complejas que tal vez no aparezcan en grandes muestras de estudios cuantitativos. Los informes de caso permiten presentar y analizar estos escenarios particulares. Por ejemplo, se han publicado casos clínicos de TOC postparto con síntomas psicóticos, en los que tras el nacimiento de un hijo una paciente con TOC desarrolla creencias delirantes relacionadas con sus obsesiones. Lin y Gao (2022) describieron el caso de una mujer china de 27 años con TOC cuyo cuadro empeoró tras el parto hasta incluir ideas paranoides (temor delirante de daño) (Lin & Gao, 2022) (Lin & Gao, 2022). En su reporte detallan cómo inicialmente sus síntomas respondieron a medicación, luego recrudecieron durante el embarazo y derivaron en delirios posparto, requiriendo ajustes sucesivos del tratamiento hasta lograr la remisión y recuperar el insight (Lin & Gao, 2022). Este estudio de caso aporta información valiosa sobre el continuo entre obsesión y delirio en contextos hormonales (periparto), destacando la importancia de una intervención efectiva durante el embarazo para prevenir una exacerbación posparto severa (Lin & Gao, 2022). Sin el formato de caso clínico, este tipo de evolución podría pasar desapercibida en estadísticas generales, pero al estar documentada cualitativamente, ofrece enseñanzas clínicas (por ejemplo, vigilar de cerca a pacientes con TOC durante el periparto, dada la posibilidad de viraje psicótico en casos extremos).
Otros ejemplos incluyen reportes de TOC con temáticas muy específicas o comorbilidades raras:
- Casos de “TOC por poderes” (obsesiones centradas en un tercero; p. ej., madre con obsesiones de contaminación hacia su hijo).
- TOC de inicio muy precoz en niños pequeños, confundido con juego ritualizado.
- Pacientes con TOC que desarrollan síndrome de Capgras (creencia delirante de que un ser querido fue reemplazado), donde el reporte de caso explora la superposición de ambas psicopatologías.
Cada estudio de caso de este tipo enriquece la literatura proporcionando hipótesis sobre mecanismos posibles y orientaciones para el manejo. Por ejemplo, la coexistencia de ideas delirantes en TOC sugiere investigar factores neurobiológicos o de personalidad que predisponen a dicho solapamiento (capítulo 3.6 sobre trastornos psicóticos relacionados).
Innovaciones terapéuticas y casos refractarios
Los casos clínicos también son vehículo para reportar nuevas intervenciones o estrategias en pacientes con TOC resistente. Cuando un paciente con TOC severo recibe un tratamiento experimental y responde favorablemente, documentar el proceso en un estudio de caso ofrece un primer indicio sobre la eficacia potencial de esa terapia, motivando estudios más amplios. Un ejemplo reciente es el caso publicado por Kaltenboeck et al. (2023) de un hombre de 28 años con TOC grave y depresión comórbida que no mejoraba pese a múltiples tratamientos estándar (terapia cognitivo-conductual con exposición y prevención de respuesta, varios antidepresivos ISRS, clomipramina, antipsicóticos) (Kaltenboeck et al., 2023). Ante la refractariedad, el equipo clínico optó –mediante consentimiento informado y discusión interdisciplinaria– por un tratamiento compasivo con esketamina (un antidepresivo de acción rápida) combinado con psicoterapia intensiva (Kaltenboeck et al., 2023). El informe de caso describe el régimen: 10 sesiones de esketamina intravenosa junto con terapia, más sesiones de mantenimiento espaciadas, seguido de la continuación ambulatoria con dosis de refuerzo y terapia cognitivo-conductual concurrente (Kaltenboeck et al., 2023). Los resultados fueron notables: tras ~8 semanas, el paciente mostró una reducción drástica de síntomas obsesivo-compulsivos (puntuación Y-BOCS reducida de >35 a 14, indicando paso de TOC extremadamente severo a leve) y una remisión de la depresión (MADRS de 47 a 3) (Kaltenboeck et al., 2023). Mantenido el seguimiento naturalístico hasta 66 semanas, el paciente continuaba en remisión prácticamente completa de la depresión y con solo síntomas subsindrómicos de TOC (Kaltenboeck et al., 2023). Este caso clínico sugiere que la combinación de esketamina más psicoterapia podría ser una vía prometedora para TOC resistente, e insta a realizar estudios controlados más amplios para confirmar su eficacia (Kaltenboeck et al., 2023). Más allá del hallazgo terapéutico, el reporte brinda detalles clínicos relevantes: describe las obsesiones específicas del paciente (miedo intenso a causar malentendidos interpersonales, que lo llevaba a rumiaciones y necesidad de repasar conversaciones, además de rituales de lavado y verificación) y documenta cómo el TOC había afectado su vida (varias hospitalizaciones, intentos de suicidio ligados a la desesperanza por los síntomas) (Kaltenboeck et al., 2023) (Kaltenboeck et al., 2023). Este nivel de detalle ayuda a otros clínicos a identificar casos similares y considerar estrategias análogas.
En general, los estudios de caso en TOC cumplen varias funciones:
- Educativa, al proveer ejemplos concretos que enriquecen la comprensión teórica (sirven en la formación de profesionales para ilustrar cómo se manifiesta el TOC en la práctica real, con toda su complejidad).
- Heurística, al generar preguntas de investigación o hipótesis (un caso inusual puede señalar líneas de indagación no consideradas, por ejemplo relación entre infecciones estreptocócicas y inicio abrupto de TOC, que llevó a la hipótesis PANDAS, ver capítulo 2.6.2).
- Clínica, al compartir experiencias útiles sobre qué ha funcionado o no en la atención de pacientes difíciles (un caso de TOC de acumulación extrema puede describir intervenciones socio-sanitarias exitosas, sirviendo de modelo para otros).
Es importante señalar que los estudios de caso bien documentados en revistas científicas suelen complementar la narrativa cualitativa con medidas cuantitativas objetivas siempre que es posible. Por ejemplo, en el caso de esketamina mencionado, los autores incluyeron las puntuaciones de escalas estandarizadas (Y-BOCS para TOC, MADRS para depresión) antes, durante y después del tratamiento (Kaltenboeck et al., 2023) (Kaltenboeck et al., 2023), lo que aporta rigor cuantitativo al reporte cualitativo. De igual modo, un informe de caso podría incluir resultados de pruebas neuropsicológicas, cuestionarios de calidad de vida o marcadores biológicos si se realizaron. Esto enriquece la validez del caso y permite compararlo con futuros informes similares.
Limitaciones y precauciones
A pesar de su utilidad, los estudios de caso presentan limitaciones inherentes. Al centrarse en un individuo, su capacidad de generalización es muy limitada: lo que aplica a ese paciente en su contexto específico (edad, género, cultura, comorbilidades, etc.) puede no aplicar a otros. Por ello, las conclusiones de un caso siempre se consideran hipótesis o evidencias preliminares, no pruebas definitivas. Existe también riesgo de sesgo del observador: el clínico-investigador que relata el caso puede, consciente o inconscientemente, enfatizar ciertos aspectos sobre otros según su marco teórico o expectativas. Para mitigar esto, las revistas exigen que los casos se presenten con objetividad y suficientes datos crudos (citas textuales del paciente, resultados de escalas, etc.) que respalden las interpretaciones. Asimismo, el efecto anécdota es una consideración: un caso exitoso con un tratamiento no garantiza que la mayoría responda igual; por eso, aunque inspiradores, los casos clínicos no deben sustituir la evidencia derivada de muestras amplias y controladas.
En cuanto a la ética, es fundamental proteger la confidencialidad del paciente en un estudio de caso. Se cambian identificadores y detalles personales irrelevantes para evitar que la persona sea reconocible, y se obtiene su consentimiento informado para publicar la información clínica, dado que se trata de datos sensibles en un dominio público.
Integración con otras herramientas y conclusiones
Tanto las entrevistas semiestructuradas como los estudios de caso enriquecen la evaluación y el estudio del TOC al aportar una dimensión humana y contextual que complementa los instrumentos estandarizados. Lejos de oponerse, el enfoque cualitativo y el cuantitativo deben verse como complementarios. En la práctica clínica ideal, un diagnóstico de TOC podría confirmarse mediante una entrevista estructurada o criterios DSM-5 (capítulo 1.1.1), cuantificarse su severidad con escalas como la Y-BOCS (capítulo 1.9.1), y además explorarse en profundidad mediante entrevista semiestructurada la vivencia personal del paciente – por ejemplo, qué significado tiene para él encender y apagar la luz 50 veces antes de acostarse, o cómo interpreta su familia esos rituales. Esta combinación garantiza una evaluación holística: las medidas cuantitativas ofrecen objetividad, comparabilidad y precisión en la medición de síntomas, mientras que las cualitativas aportan significado, contexto y comprensión profunda (Pedley et al., 2017). De hecho, como sugieren los hallazgos de Pedley et al. (2017) en familiares, las percepciones y creencias que rodean al TOC (captadas cualitativamente) pueden constituir dimensiones importantes que no figuran en los actuales modelos teóricos o instrumentos de evaluación (Pedley et al., 2017). Ignorar estos aspectos subjetivos podría dejar brechas en el tratamiento: por ejemplo, un paciente puede puntuar alto en severidad de compulsiones, pero solo preguntándole en entrevista se descubre que realiza los rituales no por miedo a la contaminación (como supondría el clínico), sino por un complejo sentimiento de culpa religiosa no evidente en la escala. Conocer ese matiz cambiaría la formulación del caso y el foco de la terapia (p. ej., incorporando elementos de terapia centrada en valores o cuestiones espirituales, ver capítulo 5.6.10).
En investigación, la triangulación de métodos (usar enfoques cualitativos y cuantitativos en un mismo estudio o programa de investigación) se considera ideal para un entendimiento completo. Un estudio puede empezar con entrevistas cualitativas exploratorias que generen hipótesis o sugieran qué variables cuantitativas son relevantes; luego, esas hipótesis pueden probarse con diseños experimentales o estudios correlacionales más grandes. Por otro lado, los resultados sorprendentes de un experimento pueden aclararse investigando cualitativamente por qué ocurrieron (por ejemplo, si un ensayo clínico de terapia cognitiva arroja una tasa de abandono alta, entrevistas a los que abandonaron podrían revelar factores subjetivos como miedo a empeorar durante la exposición
que expliquen el fenómeno). En TOC, esta integración ha sido fructífera. Como se mencionó, estudios cualitativos han instado a modificar o ampliar modelos teóricos: Pedley et al. (2019) emplearon la teoría del Common-Sense Model de percepciones de enfermedad pero, al entrevistar pacientes con TOC, identificaron elementos que no encajaban en las dimensiones clásicas de ese modelo (Pedley et al., 2019). Sus hallazgos sugirieron que tal modelo debía adaptarse a la realidad del TOC, lo cual es un claro ejemplo de cómo la evidencia cualitativa puede guiar mejoras en marcos conceptuales y en las herramientas de medición derivadas de ellos.
En conclusión, las entrevistas semiestructuradas y los estudios de caso son métodos cualitativos que aportan profundidad y contexto esenciales en el estudio del TOC. Son insustituibles para captar la diversidad fenomenológica del trastorno –desde las sutilezas de la experiencia subjetiva hasta las complejas interacciones con el entorno familiar y cultural– y para documentar avances clínicos uno a uno. Al mismo tiempo, deben utilizarse con rigor y junto con métodos cuantitativos para obtener un panorama equilibrado. La evaluación óptima del TOC combina lo general (lo que es común y medible en la mayoría de pacientes) con lo particular (lo que es único de cada persona). Solo así se logra una comprensión integral que informe diagnósticos más precisos, tratamientos más empáticos y efectivos, y una investigación que realmente refleje la realidad de vivir con TOC. Como señala la evidencia reciente, dar espacio a la voz del paciente y de sus allegados mediante métodos cualitativos no solo enriquece la ciencia, sino que resulta en mejores resultados clínicos, al alinear las intervenciones con las necesidades y percepciones reales de quienes buscan ayuda (Pedley et al., 2019) (Werner, 2021). En definitiva, los métodos cualitativos refuerzan el principio de que en el TOC –como en cualquier trastorno mental– no hay salud sin contexto, y conocer la historia detrás de los síntomas puede ser tan importante como cuantificarlos.
