
La ilusión de control
Las falsas creencias que dan combustible a las compulsionesEntre Realidades y Ficciones: Comprendiendo el Control
Los peligros reales de ayer
Todos los pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo comienzan con una conducta bastante similar a lo que uno consideraría normal respecto a cómo lidiar con situaciones estresantes cotidianas. No obstante, gradualmente las personas con este trastorno entran en transición a una conducta autodestructiva que refleja la poca o nula capacidad para afrontar situaciones estresantes que todos los seres humanos eventualmente pasamos. Esto es ya sea por falta de herramientas emocionales o malos aprendizajes pasados, como erróneas creencias, falsas expectativas de la vida, intolerancia a la frustración, incertidumbre y el estrés, entre otras causas. A pesar de que todas las personas tienen frecuentes pensamientos preocupantes, sienten ansiedad, incertidumbre del futuro, duda y miedo, quienes tienen de TOC afrontan estas situaciones de una forma incorrecta. En vez de hacer caso omiso de situaciones que escapan de su control, tratan de solucionar rápidamente aquellas situaciones que les causan malestar con la falsa creencia de que esa es la manera correcta de lidiar con las situaciones, porque según sus experiencias, son aquellas acciones que les traen una recompensa al corto plazo.
El tener que tolerar, aceptar y permitir que una situación estresante continue su curso, no es una acción que las personas con TOC se hayan permitido experimentar en el pasado de modo de aprender cómo es que aquello es la forma correcta y más eficiente de experimentar bienestar a largo plazo. Por el contrario, las acciones neutralizadoras que las personas con TOC toman para sentirse mejor en el corto plazo, condicionan al cuerpo a tomar una conducta escapista cada vez más reforzada ante aquellas situaciones que se presenten nuevamente en el futuro, y refuerzan aún más la falsa creencia de que la forma correcta de enfrentar las situaciones negativas es escapando de ellas.
Existe un problema con este comportamiento escapista de las personas con TOC, y es que para escapar se requiere tener cierto control de la situación en particular, y para tener control de algo, primeramente aquello que se quiere controlar debe ser real, pues claramente no se puede controlar aquello que en primer lugar no existe.
Los únicos peligros reales que un animal, incluyendo el ser humano, tuvieron durante millones de años atrás, fueron a modo de ejemplo, la presencia de depredadores, la escasez de alimento, la enfermedad, soledad, el calor o el frío, etc. Estos peligros físicos y reales, se viven en el momento, pueden ser percibidos con los sentidos, y su solución en algunos casos se encuentra al alcance y control de quienes los padecen, aunque no obstante los resultados finales escapen del control del animal. Por ejemplo: un animal al que le escasea la comida, tiene el poder de decidir salir a la selva y buscarla, pero no tiene el control que le asegure poder encontrarla de forma definitiva. Otro animal que está en peligro de un depredador, tiene el poder de decidir huir o armarse de valor y luchar, no obstante, carece de control sobre el resultado de si sobrevive o no ante tal situación. Además, la acción de huir condicionaría al cuerpo del animal a tener una predisposición de escapar con mayor fuerza la próxima vez, y le privaría la posibilidad de superar la fuente de estrés actual y futura al no enfrentarse a la amenaza. Por último, si un animal que evolucionó a través de la compañía de una manada se encuentra solo, tiene el control de decidir comenzar a buscar a sus compañeros hasta encontrarlos, y también, si tiene frío o calor, buscar un lugar adecuado que regule su temperatura, sin embargo, esto no quita el hecho de que carece de poder para determinar el resultado de su búsqueda, ya que las variables que determinan ese resultado escapan del control del animal.
Los peligros imaginarios de hoy
El ser humano no es diferente al resto de los animales, y lo que nos diferencia de ellos que es el lenguaje y el raciocinio que tenemos hoy, no apareció si no hasta muy poco en nuestra historia. Lo anterior quiere decir que nuestro cuerpo no está adaptado para obedecer lo que la mente y el habla le dicen, si no de aquello de lo que evolucionó por millones de años en el pasado. Todos los peligros reales que los animales pasan anteriormente mencionados, son peligros de los cuales se puede tomar control hasta cierto limite, mas solo se tiene poder sobre las decisiones pero no de los resultados. Sin embargo, nuestra sociedad hoy ha evolucionado de tal forma que esos peligros reales ya no son un problema persistente, y a no ser que se viva en una situación de extrema pobreza, la comida ya no debe ser cazada, solo recolectada de un supermercado, ya no existen depredadores que puedan cazarnos, y no existe frio o calor que no tenga una rápida solución dentro del hogar. Entonces, ¿Cuál es el origen de tantas preocupaciones que sufren las personas a diario en la actualidad? La respuesta es que todas vienen de la mente, ninguna es verdaderamente real.
El lenguaje, la mente y la sociedad han adquirido una complejidad lo suficientemente grande como para que dentro de estas aparezcan conceptos como la pobreza, el rechazo, la inseguridad, la duda o el desamor, que solo el humano es capaz de comprender. El problema es que cualquiera de estos problemas, son en verdad una invención de la sociedad, algo cultural y meramente mental. Por ejemplo, cuando un humano se preocupa de haber dicho algo ofensivo a una persona querida, tal situación no es técnicamente real a no ser que sea la persona que directamente haya dicho que ha sido ofendida, e incluso si así lo dijera, tal situación solo tiene significado para los participantes que dominen el lenguaje, las palabras y los conceptos culturales que definen esa situación social en particular, mas no tiene relevancia ni pertinencia para cualquier otro ente que habite este universo que no sea solo la persona que lo piensa, y por sobretodo, es una situación cuyo único testigo en primer lugar es la persona que lo imagina. Ni el universo ni la naturaleza se moldearon para semejantes problemas de exclusiva importancia para quienes comparten los requisitos culturales necesarios para entenderlos.
Tener duda, inseguridad o miedo del futuro, el pasado, o un presente hipotético que se crea conocer, no son situaciones o peligros a los que durante millones de años nuestros antepasados se hayan adaptado y evolucionado para controlar, si no que son problemas que solo el humano en su capacidad de cuestionarse el entorno y en la complejidad de su lenguaje y sociedad comprende, y de que solo quien las piensa tiene consciencia de su existencia, mas nunca será real si no meramente imaginativa, y que sin importar la situación que se mentalice, es y será siempre una situación que solo vivirá en la mente de la persona que lo concibe. Si bien tiene significado para nosotros los humanos, no es real para el resto del universo y seres vivos. Por ejemplo, si dos humanos discuten a gritos entre si por una traición entre ellos, desde el punto de vista del universo, solo se tienen a dos seres vivos realizando ruidos fuertes incomprensibles, y la razón o lo que dicen, solo es entendible para las personas que participan de esa discusión o quienes manejen su idioma, sus palabras y compartan la cultura de su sociedad. Es decir, estos problemas son completamente subjetivos y dependientes de factores culturales, y por consiguiente no pueden ser reales. Al final, algo real se define por lo que es, y no puede depender de quién lo piense.
El Espejismo del Poder: Control y Autoengaño
Solo podemos controlar aquello de lo cual ya tenemos control.
Para que un animal pueda salir de una situación peligrosa, debe tener cierto control sobre algún aspecto de aquella situación. Por ejemplo, si tiene un depredador asechando, el animal tiene control de su cuerpo y la capacidad de decidir si huir o luchar del peligro. El animal no se cuestiona si tiene o no control, pues eso no se encuentra dentro de sus capacidades, mas bien el animal ya tiene un control sobre aquello que planea hacer desde que nació, e incluso sin tener consciencia de su existencia, es capaz de controlar sus acciones en pro de lo que sus instintos heredados le dicen. Un animal no puede controlar aquello de lo cual no nació desde un principio con capacidad para hacer, y eso incluye a los humanos.
Las personas con TOC constantemente sufren tratando de controlar aspectos de su propio ser que les atormentan, por ejemplo, la sudoración, las palpitaciones, la inquietud, los dolores de cabeza, la hiperventilación, el contenido y frecuencia de los pensamientos, etc. Sin embargo, la palabra “control” es un concepto que solo el humano entiende gracias a ciertos avances de la sociedad y complejidad del lenguaje que maneje, ello lo vuelve algo subjetivo, y por consiguiente irreal. Con esto se quiere decir que la realidad no incluye el concepto de control, y el cuestionamiento de qué se puede controlar y que no, es algo que el humano en su creatividad diseñó como algo de utilidad cultural que no se relaciona en absoluto con la capacidad a la que hayamos evolucionado de poder cambiar lo que controlamos y que no. No podemos elegir qué controlar y qué no, pues solo tenemos control de aquello que controlamos desde el comienzo y que siempre hayamos podido hacer sin la necesidad de cuestionar, gracias a millones de años de adaptación y evolución. Si necesitamos controlar algo que no controlamos ya de por sí, entonces aquello no está bajo nuestro control, fin de la historia.
Lo que sí controlamos
Entonces, ¿Que cosas puede el ser humano controlar?. Si pensamos en las cosas que podemos hacer desde siempre sin cuestionar, en ello se encuentra nuestra capacidad para hablar, decidir, opinar, imaginar, huir o pelear, entre otras cosas que desde siempre hemos controlado de nuestro ser. ¿Cómo saber cuándo algo no está bajo tu control? Sencillo, si no lo controlas desde ya, entonces sencillamente no está bajo tu control. Por ejemplo, ¿Luchas por tratar de dejar de pensar en esa idea intrusiva tan molesta? Si estuviese bajo tu control no sería un problema en primer lugar, pues sencillamente si estuviese bajo tu control, hace rato que ya se habría solucionado. ¿Tratas de quitarte esa sensación incomoda que te provoca esa obsesión? Si estuviese bajo tu control no estaría esa sensación incomoda ahí en primer lugar, pues dudo que voluntariamente estés creando la sensación que tanto detestas con antelación. El punto es que, si es un problema del cual no nos pudimos desprender en un principio, es porque sencillamente no está bajo nuestro control.
La ilusión de control
El problema es que quienes sufren de TOC no comprenden el concepto de control anteriormente mencionado, pues en su inhabilidad de afrontar situaciones estresantes buscan desesperadamente desprenderse de estas tomando control de lo que en primer lugar no se tiene, pues si se tuviese, no sería algo que debiesen buscar y encontrar, si no tener de antemano. Debido a lo anterior, en la desesperación por tomar el control necesario para escapar de aquello que teme, el paciente de TOC idea inconscientemente soluciones en su mente que le sirvan de consuelo o parche para neutralizar aquel temor. No obstante, esta pseudo-solución no es más que una ilusión, pues no solo es en primer lugar el supuesto peligro irreal debido a ser una situación que solo está en el conocimiento de quien la piensa, si no también su supuesta solución es otra idea imaginativa ingeniada por la persona que la percibe, y cuyo contenido depende directamente de su dominio del lenguaje y de conceptos culturales, científicos, filosóficos o vivenciales, y por consiguiente es necesariamente irreal, al ser subjetivo.
Si algo es real, no requiere que se piense, y si se piensa, es porque no es real (puedes leer más de esto en La aleatoriedad de los pensamientos. La ilusión de control se manifiesta de varias formas, por ejemplo: una persona tratando de no ofender a otra (ilusión de poder saber y controlar lo que otros piensan), personas que temen que algo malo les ocurra (ilusión de conocer y controlar el futuro), otras quienes temen haber hecho algo malo en el pasado (creer que se puede cambiar el pasado), personas que se preocupan por sentirse enfermos (creer falsamente que se tiene control de aquello que ocurre al interior de nuestros cuerpos), y finalmente, personas que tratan de de dejar de pensar ideas intrusivas (ilusión de control de lo que uno piensa).
Muchas de las ilusiones de control se fomentan por falsas creencias que existen gracias a una rica cultura y manejo del lenguaje. Por ejemplo: la falsa creencia de que se puede predecir el futuro, de que uno debe tomar control consciente de lo que uno dice, hace o piensa, o también, la creencia de que es posible saber lo que otros piensan, y por ello, basar sus interacciones en lo que estos estiman que es lo que las otras personas quieren o piensan. Todo lo que pasa por la mente es por definición imaginario, y por consiguiente, tanto todos los problemas que son pensados son inventados gracias a la cultura y el lenguaje, como también lo son sus supuestas soluciones. Si algo es real, está ocurriendo frente a tus ojos, y no requiere que alguien opine para que sea lo que es, pues la realidad no depende del idioma, lenguaje y cultura de quién lo presencie. Si una persona tiene dolor de estomago, lo único real es el dolor, cualquier otra cosa añadida que haya sido pensada, como su causa o solución, es por defecto imaginaria.
La ilusión de control no termina solo en que los problemas y soluciones son imaginarios, o de que solo se tiene control de aquello con lo cual se nace con control, si no que también las personas con TOC y cualquier otra en el mundo, ignoran que existen infinitos pensamientos que una mente puede tener, y que estos son completamente impredecibles, aleatorios y que escapan de nuestro control. Esto implica que no solo las interpretaciones y creación de los problemas humanos y sus respectivas soluciones son aleatorias y subjetivas, si no que también son completamente irrelevantes en contenido, al ser perfectamente intercambiables por cualquier otro según sea la persona que lo piense. A modo de ejemplo, una persona con TOC podría temer que si se pisa la raya de la acera de una calle, sus padres podrían fallecer, y por ello tratar de no pisar la raya. Pero la persona anteriormente mencionada ignora el hecho de que esa idea es completamente inventada por el mismo y totalmente al azar, ¿por qué no puede ser que en verdad al pisar la raya se gane la lotería?, ¿o puede que para salvar a sus padres deba evitar pisar cada dos rayas y la tercera pisarla dos veces seguidas?, ¿y si en verdad por evitar pisar la raya es que sus padres mueren?. El punto acá es que el contenido tanto del problema como de la solución son una total invención al azar de la persona que las concibe, y de que si ponemos un millón de personas distintas en la misma situación, cada una tendrá su propia idea de aquello, y ninguna por defecto estará en lo correcto, pues lo único real es que existe una raya en la acera, nada más.
Eso nos lleva finalmente a discutir el último aspecto de la ilusión de control. ¿Controlamos realmente lo que dijimos anteriormente que sí podíamos controlar?. Cuando “decidimos” algo, ¿realmente lo hicimos? ¿O es que estamos obligados a tomar esa decisión debido a toda una cadena de eventos con causa y consecuencia propia del pasado que nos define cómo somos?. Cuando decidimos pensar algo, ¿realmente fuimos nosotros quienes de forma consciente definimos qué pensar?, ¿o fue una serie de conexiones y transmisiones neuronales que previamente nos lanzaron aquellas ideas?. Si lo piensas bien, no hay forma alguna de controlar qué tipo de ideas vas a tener en los próximos segundos, ni siquiera puedes planificar que temas planeas comenzar a imaginar en lo pronto. Si lo intentas ahora, ¿planificaste su contenido?, ¿o solo se te ocurrió espontáneamente?, y además, ¿Planificaste lo que decidiste planificar, o solo se te ocurrió espontáneamente lo que ibas a planificar pensar?, y así sucesivamente. Los animales no tienen un lenguaje que les permite cuestionar qué es lo que hacen, y el como y cuando de lo que hacen, y nosotros los humanos no somos la excepción, y eso quiere decir que lo que somos, pensamos, opinamos y decidimos es algo autónomo, y aquello que creemos haber decidido, es también autónomo, independiente de nuestra consciencia. El animal y el ser humano son espectadores, no controladores, el qué tan bien vivan la vida depende de qué tan dispuestos estén para aceptar esta realidad.
La Paradoja de la Complejidad: Reflexiones sobre el Ciempiés
El ciempiés
Erase una vez un ciempiés que en un momento se cuestionó cómo es que hacía para mover cien pies a la vez. A partir de ese día, el ciempiés nunca más logró moverse. Esta analogía se refiere a que en verdad aquello que controlamos es algo que no concierne al consciente, si no a una parte autónoma de nuestro ser que no nos corresponde tomar control. El como respirar, qué pensar, cuando pensarlo, como reaccionar y como sentirnos, son características que no nos corresponden a nosotros como mamíferos cuestionarnos ni tratar de controlar, pues estas en primer lugar no están bajo nuestro poder, ya sea porque la responsabilidad de control no le corresponde a nuestro consciente, o de que sencillamente es algo que no nacimos para controlar en primer lugar.
El paciente con TOC sufre porque siente una necesidad imperiosa de huir de las situaciones que considera peligrosas, y el cuerpo manifiesta esa necesidad a través de todos los síntomas que el paciente se queja que lo atormentan. Estos síntomas incluyen la ansiedad, sudoración, preocupación excesiva, agitación, palpitación, hiperventilación, tensión muscular, entre otros. Pero la génesis de estos síntomas es a causa de la predisposición de huir del cuerpo debido a decisiones pasadas de haberlo hecho, y para huir se requiere tener cierto control de aquello que se teme de modo de poder tomar una decisión. Como hemos concluido varias veces, no se tiene tener control de aquello que no se controla desde un inicio, tampoco existe un control del pasado o futuro, ni de lo que nosotros u otros vamos a pensar o sentir, y por consiguiente, tratar de huir de cosas que no controlamos es un acto inútil, que lo único que perpetua es la activación de todos los síntomas que tanto nos molesta del TOC correspondientes a la ansiedad. Cada intento de control es un intento de escape, cada escape condiciona al cuerpo a escapar una próxima vez, cada próxima vez el cuerpo estará predispuesto a huir y tomar control nuevamente, cada predisposición se manifestará con síntomas relacionados a huir, y estos síntomas son aquellos correspondientes a la ansiedad que tanto perturban en el TOC.
En resumen, si deseas dejar de sentir ansiedad, deja de huir y suelta el control, porque lo quieras o no, no lo tienes en primer lugar.
